Tuvieron que llevarlo a un incidente
derrumboso. Las montañas opacaban y oscurecían su refleja tarde
agrietada. Su vientre agitaba desesperación enloquecida. Mientras
más océano adaptaba, menos mundo entreveía.
Relación de armas abriendo el juego
que más vale no jugar. Sintiendo al huomo entregar su dirección
repleta y suspendida entre las horas. Hijo de la sangre ablandando
los miedos. Perfume de solitaria melancolía y atrevida insolación.
Por rostros quieren indagar al símbolo,
más por ruta despliegan el corrosivo dolor.
}¿Qué te pasa, dulce incierto?
Pregunta callado el desertor.
A quien juzga vaya
y pase, pero a quien teme, vive de hoy.